Por Eric Johnson
Cuando el Ministerio Para el Mormonismo lleva la verdad bíblica a las calles en lugares como Manti, Utah, o a las inauguraciones de templos Mormones, solemos recibir comentarios de los Santos de los Últimos Días que creen que nuestros motivos no son sinceros y nos etiquetan con el título sospechoso de “anti-Mormón.” Normalmente en la primera semana recibimos un correo electrónico de algún Mormón afirmando que somos motivados por el odio y por la intolerancia. No importa cuánto nos esforcemos para presentar nuestro mensaje de forma amorosa, algunos nunca conceden que nuestras intenciones están basadas en una preocupación genuina por el individual SUD. Quizás ellos deberían aprender la siguiente lección de Brigham Young. En 1859 él enseñó:
“Si yo escuchara a un hombre abogar por los principios erróneos que aprendió a través de la educación, y si yo me opusiera a esos principios, algunos se imaginarían que yo me opongo al hombre, cuando en realidad solo me opongo a cada maldad y principio erróneo que él presenta” (Journal of Discourses 7:191).
Parece que el Presidente Young comprendía la diferencia entre la animosidad personal y el diálogo intelectual.
Nuestra meta en MRM no es ser antagonista. De hecho, cuando un representativo de MRM habla públicamente de este tema, muchas veces enfatizamos que los Cristianos deben demostrar una actitud como la de Cristo al compartir su fe. Debemos ser firmes en nuestras convicciones pero compasivos y también pacientes. (Creemos que con algunos Mormones esto es muy difícil de hacer.) Recuerde que es difícil convencer a una persona si la arrogancia se mezcla con el mensaje. Es verdad, que al igual que a algunos Mormones, algunos Cristianos no quieren más que insultar y burlarse de quienes no estén de acuerdo con ellos. Esto no es correcto y siempre será una equivocación.
¿Y qué de los SUD que nos dicen que deberíamos de hacer algo más productivo con nuestros recursos, como dirigir nuestros esfuerzos a nuestra propia fe? ¿Acaso nuestra organización no tiene amor y compasión para los Mormones? En caso de que sí, argumentan ellos, deberíamos de dejarlos en paz. Es muy claro en la Biblia, sin embargo, que el amor y la compasión pueden mostrarse a través del papel de las apologéticas en la vida Cristiana. Es por eso que Pedro escribe,
“Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia” (1 Pedro 3:15-16a)
Hay tres cosas que se deben notar en este pasaje. Primero, se nos manda presentarle defensas al no creyente. La palabra “defensa” viene de la palabra griega “apologeia.” La palabra “apologéticas” viene de aquella palabra, y se refiere a la parte de la teología que se concierne con la defensa o prueba del Cristianismo. Aunque es importante tener buen entendimiento de las verdades básicas fundamentales de la Biblia, Pedro no decía que deberíamos de andar con enciclopedias que contienen toda la información del Cristianismo y tener las palabras de la Biblia siempre en la lengua. Somos bendecidos al vivir en esta Era de la Información con tantos recursos, incluyendo el Internet, hasta al punto que cualquier Cristiano que esté dispuesto puede hallar la información que busca.
En segundo lugar, Pedro dice que debemos hacer esto con “mansedumbre y reverencia.” (La NVI traduce estas palabras como “gentiliza y respeto.”) Es nuestra prioridad dejar saber al Mormón que lo valoramos como persona real. No pensamos que somos mejores que el Santo de Los Últimos Días, y aunque muchas veces somos bastante francos en nuestras contestaciones personales, nuestra intención no es tener aires de superioridad o insultar a los Mormones ni tampoco su fe.
Finalmente, Pedro dice que debemos tener una buena o clara, conciencia. Continuamente examinamos nuestros motivos para determinar si lo que estamos haciendo es para mejorar el ministerio de Cristo o si es meramente de la carne. Admitimos que recibimos bastante correo que nos insulta personalmente e insulta nuestros motivos; esto a veces duele, pero tenemos que recordar que Pedro sabía que los Cristianos serían objetos de ataques verbales y ataques a nuestras espaldas. Considera los versículos 16-17 del mismo pasaje:
“para que sean avergonzados aquellos que murmuran y dicen que ustedes son malhechores, y los calumnian por su buena conducta en Cristo. Es mejor que ustedes sufran por hacer el bien, si Dios así lo quiere, que por hacer el mal” (16b-17)
Al comparar el tratamiento que reciben muchos de nuestros hermanos y hermanas Cristianas en los países hostiles al Cristianismo, nos falta bastante para llegar a la fase del que se habla en este pasaje. A pesar de que se nos hacen falsas acusaciones y se juzgan nuestros motivos (por ejemplo que odiamos a los Mormones, queremos hacernos ricos, que somos empleados por Satanás, etc.), sabemos que nuestra motivación es pura. Deseamos ver a los Mormones entrar en una relación que salva con el Jesús verdadero de la Biblia y a la vez informarle a la Iglesia Cristiana que, a pesar de la imagen sana y de buen parecer que retrata la iglesia SUD, el Mormonismo no es Cristianismo.
A los Mormones que dudan de nuestros motivos, preguntamos ¿cómo les gustaría que si acusáramos de su fuerza misionera de la misma forma que a nosotros se nos acusa? ¿Cómo piensa que responderían los Mormones si declaráramos que los misioneros tocan las puertas porque tienen odio, que son personas intolerantes, que no tienen nada mejor que hacer que cuestionarles a las personas en cuanto a sus creencias? ¿Por qué no solo van a casa para practicar su religión sin molestar a los demás en vez de pasar dos años de sus vidas dando rienda suelta a su odio? ¿Esto se oye ridículo? Claro que sí.
Bill recuerda una vez en la que escuchaba escuchar a una Cristiana defender su fe la las calles de Manti, Utah. A un par estaba un grupo de tres hombres Mormones, de los cuales dijo uno, “Ella es anti-Mormón.” Bill, al ver que ésta era una buena oportunidad para entrar en diálogo, se dirigió a los tres jóvenes y les preguntó, “¿Y qué, exactamente, es anti-Mormón?” No le respondieron de inmediato y entonces él les preguntó, “¿Quieres decir que todo Cristiano que comparte su fe con un Santo de los Últimos Días es anti-Mormón?” Aun no respondieron. Procediendo más aun, él les preguntó, “Si un Cristiano es ‘anti-Mormón’ por compartir su fe con un Mormón, ¿debo asumir que cuando un Mormón comparte su fe con un Cristiano que el es anti-Cristiano? ¿Debo asumir que cuando el misionero Mormón viene a la puerta del Cristiano también deben considerarse anti-Cristiano?” En esto, no estuvieron de acuerdo. “Espera un minute,” dijo Bill, “Un Cristiano es etiquetado ‘anti-Mormón’ por compartir con los Mormones lo que ellos consideran ser la verdad, pero ¿los Mormones no son anti-Cristiano por compartir lo que ellos consideran ser la verdad con los Critianos?” “Amigos míos,” dijo, “eso no es consistente.”
Aun que estamos fuertemente en desacuerdo con el mensaje que traen los Mormones, nunca cuestionamos el hecho que, por la mayor parte, la mayoría de Santos de los Últimos Días meramente desean compartir lo que ellos creen ser la verdad con los que están fuera de su iglesia. A menos que tuviéramos evidencia que los motivos del Mormón no fueran honorables, no tendríamos derecho de dudar su sinceridad. De la misma forma, a menos que el Mormón tenga evidencia que muestre que los motivos de MRM y de otros Cristianos sean erróneos, no tiene derecho que cuestionar nuestro deseo sincero de compartir lo que creemos ser la verdad. El problema con muchos Mormones es que ellos confunden, erróneamente, la definición del desacuerdo con la del odio.
El problema que tenemos con el movimiento de los misioneros SUD son los métodos que se les han enseñado utilizar, no sus motivos. ¡Es un hecho conocido que la persona quien ha recibido las lecciones vagas lo tendría difícil comprender adecuadamente las implicaciones de la doctrina Mormona! Mientras defendemos el derecho de los misioneros Mormones (y de los demás Mormones) de compartir su fe, nos parece desvergonzado que no le dicen al prospectivo convertido la historia completa.
Es importante notar, además, que nuestro propósito y métodos son plenamente apoyados por la Biblia. Probablemente hemos sido aún menos francos que los ejemplos de la biblia. Aún no he visto a los Mormones señalar a Jesús y declarar que Él no haya amado a las personas, a pesar de las muchas ocasiones en las que Él les presentó un mensaje que contradecía el sistema religioso de los judíos que dependía de la ley. No se cuestionan los motivos de Jesús al llamarles a los religiosos serpientes, sepulcros blanqueados, hijos de su padre, el diablo. No vemos que los Mormones le señalen a Pablo para afirmar que sus métodos no sean correctos, a pesar de las muchas instantes en las que Pablo razonaba de las Escrituras con la gente -tanto Judía y Griega- que no creían igual que él. (Hechos 17:2-4, 17ff). De hecho, en ningún lado vemos al autor bíblico proponer que el Cristiano debe aceptar alguna idea o cosmovisión sin antes meditarlo tanto lógicamente y bíblicamente.
Es por esta razón que Jesús, Pablo, y Pedro utilizaban las escrituras del Viejo Testamento para apoyar el papel de la resurrección de Jesús entre los muertos. Por la misma razón, se nos dice claramente que NO debemos orar por buenos sentimientos en cuanto a encontrar una religión, sino que ponerlo todo a prueba (1 Tes. 5:21; 1 Juan 4:1). Y esta prueba que nos lleva a nuestra fe debe ser usada, tal como dijo Judas, para “contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (vs. 3). Esto es parte del papel de “la apologética” – la defensa de la fe Cristiana utilizando hechos y argumentos sensatos.
El Cristiano no debe olvidar que los Mormones son personas que necesitan mucho el perdón de Dios al igual que los demás. Ellos no son el enemigo. Nuestra meta en MRM es ganar a los Santos de los Últimos Días a la verdad. Por lo tanto, nuestra batalla no es “contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Mientras que confesamos que somos culpables de estar en contra del Mormonismo, no estamos contra de los Mormones en lo absoluto. Decir que somos anti-Mormón es tanto ofensivo como erróneo.
Traducción al Español
Bethany Ríos Martínez
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